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Usos correctos del lenguaje inclusivo

última actualización: 15 de junio de 2022

Es tarea de todos velar por la accesibilidad, la inclusión, la participación y la no discriminación de las personas con discapacidad en cualquier entorno. En este sentido se ha comprobado que el lenguaje, al ser la base de la comunicación del ser humano, resulta fundamental a la hora de interpretar y, sobre todo, construir una sociedad que garantice, promueva y proteja los derechos y la plena participación de la población con discapacidad.

Es común que, ya sea por desconocimiento o por omisión, se utilicen términos incorrectos que puedan reproducir sesgos negativos, o peor, excluir. El ejemplo más claro es la palabra "discapacitado", un adjetivo que define, y, por lo tanto, encierra en una sóla característica la totalidad de una identidad, dejando por fuera un sinfín de cualidades y singularidades de las personas. Vale la pena preguntarse si a alguno le gustaría que un rasgo de su personalidad o de su físico fuera una definición contundente que abarcara toda su identidad.

El término correcto es "persona con discapacidad" y debe ser utilizado sólo si es pertinente, es decir, si realmente aporta o es necesario para el objetivo comunicacional. Se debe evitar relacionar a un ser humano sólo con su discapacidad, por lo cual, podría ser mejor recurrir al nombre directo, o preguntar la forma en la que la persona quisiera ser llamada. Si bien, el término "persona con discapacidad" fue una construcción que contó con la participación de algunos miembros de esta población y está avalado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, hay quienes no están de acuerdo con su uso y preferirían otras formas, como es el caso del fotógrafo paisa Gustavo Vargas.

"La discapacidad es un término que, aunque ha evolucionado, sigue mal; pues la discapacidad es, esencialmente, no estar en la capacidad de hacer algo, y mucha gente no está en la capacidad de hacer muchas cosas como hablar un idioma, pilotear un avión, etc. El concepto debería seguir evolucionando. Yo uso "diversidad funcional", visual en mi caso. Estamos en un mundo diverso", afirma Vargas.

Por su parte, es importante que, al hablar de personas con discapacidad, se eviten términos como víctima, lisiado o invalido. También que, al referirse a ellos, se entienda que son personas comunes y corrientes, con virtudes y defectos, tanto como cualquier otro ser humano; por lo cual palabras como "persona normal" no deben utilizarse al compararse con una persona sin discapacidad.

Eufemismos como "capacidades diferentes" o calificativos como "valiente", "motivo de inspiración" o "persona con superpoderes" deben utilizarse con extremada precaución. Es preferible elegir descripciones exactas y no hacer juicios de valor. Por ejemplo, si resulta necesario mencionar la discapacidad es correcto decir: persona con discapacidad visual, persona con discapacidad auditiva, persona con discapacidad motora o persona con discapacidad intelectual, entre las más comunes. Así mismo no debe temerse a utilizar "ciego/a", persona ciega, "sorda/o", "persona sorda", pero sí debe tenerse cuidado con decir "sordomudo", ya que es un error pues no todas las personas sordas perdieron su capacidad del habla. Utilizar diminutivos como "cieguito" o "sordito" puede ser una forma de minimizar a una persona al darle una connotación lastimera.

En general, el camino a la inclusión y la no discriminación de las personas con discapacidad es largo, sin embargo, en cuanto al lenguaje se refiere, todos los colombianos pueden aportar su granito de arena sabiendo que una palabra bien utilizada puede hacer la diferencia.

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